LES PAUS-LAS PACES

-HE ESCANEADO ESTAS PÁGINAS DE ESTE LIBRITO QUE TENGO EN CASA-
-SI CLICÁIS AGRANDARÉIS LAS IMÁGENES-

BON DIA:
Avui tradueixo i resumeixo al castellá aquesta Historieta Exemplar del que fou gran escriptor D. Josep Maria Folch i Torres.
Aquest llibret el llegía quan era petita.
PAU I BE.
Desde Valencia amb carinyo, Montserrat llagostera vilaró

BUENOS DIAS.
Hoy traduzco y resumo al castellano esta historieta ejemplar del que fue gran escritor D. José Maria Folch i Torres.

LAS PACES

Aquel día, cuando entró en la clase Ricard, todos los compañeros se lo miraron con rogada simpatía.Su mamá estaba muerta; la habían enterrado el día anterior y el maestro, en clase, les había hecho rezar un Padrenuestro a la buena memória de aquella joven madre, que casi todos conocían de alguna vez que había ido a buscar a Ricard.
Este vestía de negro y su rostro parecía más pálido que antes. Sus ojos estaban aún rojos de tanto llorar, y todo el mundo lo viói como los bajaba al entrar en clase, sabiéndose el motivo de la general curiosidad.
No parecía el mismo que era. De animado y acelerado que era, aparecía hoy con una apariencia de honda melancolía, que su vestido de luto terminaba de acentuar.
No parecía atento a lo que se hacía en clase, su pensamiento estaba en el recuerdo de su madre.
Durnte las horas de clase alguien vió como le lloraban los ojos.Todos sintieron la aflicción de su compañero excepto Melcior que estaba reñido con el.
Al salir de clase, algunos de sus más amigos se le acercaron, para hablarle. Melcior pasó por delante de el mirándolo de reojo, sin atgreverse a decirle nada, pero aunque estaban reñidos tambuién sentía su dolor.
Ricard lo vió y enrojeció.
Recordó el día que riñeron por un motivo insignificante.
Melcior lo había pisado sin querer, y el le había insultado, diciéndole que nunca más se lo miraría a la cara.
Recordó entonces las reflexiones que le había hecho su mamá, cuando el le contó la riña:"Tendrías de perdonarlo, no está bien reñir con los compañeros de la escuela".
Y Ricard en vez de escuchar el buen consejo, le contestó a su mamá que él no se rebajaría nunca de aquel que lo insultó despues de haberlo pisado.
Todo esto le venía al pensamiento, sintiendo remordimiento por las palabras que le contestó a su mamá.¡Oh si fuese ahora!..
Llegó a su casa.¡Que triste estaba la casa!.
Le abrió la criada, enlutada también y ricardo se encontró que no sabía en que rincón ir de la casa, para esperar la hora de poner la mesa. no hacía muchos días que su mamá le esperaba en la galería y recibía allí sus besos y le escuchaba lo que el le decía de sus impresiones del colegio y de la calle...Ahora ¿a quien se lo contaría??A quién besaría? ¿A quién besaría?
Su papá no llegaba hasta más tarde del despacho.La casa silenciosa klle llenaba de angustia..La criada pasaba como una aprición, de la conia al comedor. Y ricardo iba a la galería cubierta, donde su mamá hacía siemnpre sus labores y encontraba la galería abandonada. La mamá no estaba.
-Mamá, mamá -murmuraba Ricardo, con los ojos llenos de lágrimaa-¿Por qué te has ido, por qué no vuelves?
Después llegó el papá, triste y con el corazón encogido, tambien vestido de negro...Comieron; una comida silenciosa que solo se oían el ruido de los cuchillos y los platos.La mamá querida, la mamá, ya no estaba allí para servirlo..Su sitio estaba vacío..La mesa era grande, triste, sola...
Ricard, no comía nada, el padre no se atrevía a decir nada, el tampoco podía comer.
-¡Mamá, mamá!-exclamó, no pudiendo contener más el dolor que lo amargaba.
-¡Hijo mío!-le dijo su padre, llorando y levantándose para consolarlo.
-¡Mamá vuelve, ya seré bueno no te haré enfadar más!-gritaba el niño juntando sus manos y mirando instintivamente al cielo

* * *

Aquella tarde, cuando llegó a la escuela, buscó con la mirada a Melcior, el que estaba reñido con él. Este terminaba de entrar, y estaba arreglando los libros que terminaba de sacar de la correa.
Ricard se abrió paso entre sus compañeros y acercándose a su compañero reñido, le tomó las manos y poniéndole las manos en la pálida mejilla de aquel que consideraba como enemigo, lo besó como a un hermano.
Gracias Ricard-le dijo Melcior.
Y Ricard, estrechándole la mano le respondió.
-No me des las gracias a mi, soy yo quien te las tengo que dar...¡Estará tan contenta la mamá!
Y llenándosele nuevamente los ojos de lágrimas serenas, añadió:
-¿Quieres rezar conmigo un Padrenuestro por la mamá?
-De todo corazón, amigo mío-respondió el.
Y la Oración pura, la más bella de todas, floreció entonces de aquellos labios que un día se habían malhablado.

-AUTOR JOSEP MARIA FLOCH I TORRES-

PAZ Y BIEN
Desde Valencia con cariño, Montserrat Llagostera Vilaró