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BON DIA:
Avui día de Tots Sants, tradueixo i resumeixo al castellá aquesta Historieta Exemplar que va escriurer D. Josep Maria Folch i Torres, es diu DIADA DE MORTS.
BUENOS DIAS:
Hoy día de Todos los Santos, traduzco y resumo al castellano esta Historieta Ejemplar que escribió D. José Maria Folch i Torres.
DIADA DE DIFUNTOS
En uno de los lugares más silenciosos del cementerio, rodeado de ninchos humildes, se alzaba un severo panteón, sobriamente decorado con un bajo-relieve que representaba un niño llevado de la mano por un hombre aún joven.
Al pié de este monumento funerario, se veía una enlutada dama y a dos pasos una criada llevaba un espléndido ramo de flores.
Aquella dama rogó, de rodillas en las gradas, un buen rato.Después hizo un signo a la camarera, tomó de sus manos el ramo y lo colocó ella misma en el bajo-relieve.
Aquella dama tenía el rostro mojado por las lágrimas y sus ojos aún húmedos contemplaban aquella representación escultórica de los dos seres queridos que la habían dejado, en el momento en que la felicidad florecía en su entorno, su marido y su hijito.
Aquella dama había pasado a la más terrible de las soledades, tan dolorosa que en sus pregárias, no dejaba de pedirle a Dios que se la llevara.
Una vez hubo colocado el ramo en el monumento; oyó detras de una espesor de arbustos, la voz meláncólica de un niño.
El corazón le dió un salto, pues le recordó la del suyo.
Apartó un poco el ramaje y vió un niño pobremente vestido, que llevaba un pequeño ramo de flores que había recogido por los márgenes del camino; más ahora se sentía avergonzado de llevar tan pobre ofrenda a su madre.
La dama vió, como de puntillas intentaba dejar el mísero ramo de flores y como no lo conseguía, con la voz temblorosa y con la cabeza alzada hacía donde yacía el cuerpo de su madre, decía:
-Madrecita mía, no se enfade si le llevo tan pobre presente. Yo le habría querido llevar vistosas flores, pero no he podido. Hace unos días que todos los céntimos que me ganaba recogiendo periódicos, me los guardaba para poder comprar flores; dos días que sólo he comido pan para tener más céntimos, pero con lo que he recogido no he podido comprar nada. Me pensaba que los ramos eran más baratos. Ya se que para vuestra alma mejor son las oraciones que los ramos; pero ¡me habría gustado tanto ver su nincho bien cubierto de flores !
El niño vió que su entorno las tumbas aparecían como vergeles de flores y permaneció afligido por la pobreza de su presente, que se puso a llorar escondiendo el rostro entre sus brazos.
La dama enlutada se enterneció y cogiendo bastante flores de su ramo, se fue de puntillas, a ponerlas al nincho, sin quitar, el ramillete de flores campestres, que el niño le había llevado.
Mirando a su entorno, y su mirada se topó con la amable mirada de la dama.
-¿Es usted señora, quién ha llevado estas flores aquí?
-Si, yo he sido-le respondió ella-, batíendole el corazón, pues la conversación con el niño le retornaba a las horas felices que había tenido con su hijo.
-Se debe haber equivocado, porque en este nincho está el cuerpo de mi madre.
-Ya lo sabía
Entonces el niño con sorpresa, en grito de alegría le preguntó.
-¿Que la conocía Ud. a mi madre?.
-No, no la conocía: pero he oído tu conversación con ella y he querido que las flores de esta madre sin hijo, sirvan para un hijo sin madre.
-¡Oh, muchas gracias, señora!. ¡Que contenta debe estar mi madre viendo su buena acción!
-Y mi hijo que era tan bueno, también tiene que estar contento, al ver desde el cielo que sus flores han servido para esta buena obra.
-Quizás el, estando en el cielo debe de ver a mi madre.¡ Que feliz sería yo en su lugar!
Y añadió, viendo el rostro afligido de la madre:
-Y el también que dichoso sería si pudiera estar en mi lugar!
La dama rompió a llorar y la camarera acudió:
- Señorita-le dijo-, no se desconsuele así; después estará enferma.
Y tomándola por el brazo, la condujo fuera del recinto.
El huerfanito agradecido, no sabiendo como expresar su reconocimiento, se acercó a la tumba, y de rodillas le rezó un Padrenuestro.
En aquel momento la dama se giró para despedirse de sus queridos muertos, pero al ver al huerfanito allí. volvió atrás para abrazarlo y besarlo.
-¿Quieres ser mi hijo?- exclamó teniéndolo entre sus brazos.
El huerfanito no hacía más que llorar, y sin darse cuenta se vió de repente dentro de un carruaje en compañía de aquella dama tan desventurada y tan buena.
Entonces, recordando que le había preguntado si quería ser su hijo le dijo:
-Oh señora, usted es demasiado buena conmigo. Yo no sabré ser su hijo, porque soy pobre.
Ella le tomó afectuosamente una mano y sonriendo por primera vez, a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas, le respondió:
-Eres pobre, pero tienes un buen corazón y sabes querer, y solo se necesita esto para ser un buen hijo.
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Desde Valencia con cariño (amb carinyo),Montserrat Llagostera Vilaró.